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Antes que deportistas, niños, niñas y adolescentes son, ante todo, personas en desarrollo. Es fundamental reconocer y respetar sus derechos, tal como establece la Ley Orgánica de Protección Integral a la Infancia y la Adolescencia frente a la Violencia (LOPIVI). Esta ley tiene como objetivo prevenir, detectar e intervenir ante posibles situaciones de violencia, garantizando entornos seguros en ámbitos como el deporte y el ocio.

El deporte de alto rendimiento puede exponer a los menores a diversos riesgos. El entrenamiento intensivo en edades tempranas puede conllevar riesgos físicos, como lesiones osteo-mio-articulares, y psicológicos, como saturación y abandono deportivo.

Además, la presión por el rendimiento económico y la búsqueda de éxito pueden llevar a una explotación de los menores, priorizando los beneficios financieros sobre su bienestar y desarrollo integral. Es crucial que las entidades deportivas implementen protocolos de protección y promuevan una cultura que valore el bienestar de los menores por encima de los resultados deportivos.

El nivel deportivo también puede ser un factor de riesgo, ya que a mayor exigencia y competitividad, los menores pueden ser más vulnerables a situaciones de abuso o negligencia. Por ello, es esencial que entrenadores, familias y organizaciones deportivas estén formados y comprometidos con la protección de los derechos de la infancia, asegurando entornos seguros y saludables para su desarrollo.

En resumen, es imperativo que el deporte sea una herramienta para el desarrollo positivo de niños, niñas y adolescentes, garantizando siempre su protección y respeto a sus derechos, tal como establece la LOPIVI.

El deporte de élite ha sido escenario de lamentables casos de abuso sexual que han afectado a destacados y destacadas deportistas:

Eugenia Bosco (2024): La regatista argentina, medallista de plata en los Juegos Olímpicos de París 2024, denunció a su exentrenador por abuso sexual ocurrido cuando ella tenía 12 años. Bosco decidió hacer pública su experiencia para visibilizar el problema y alentar a otras víctimas a denunciar.

Larry Nassar y las gimnastas estadounidenses (2018): El exmédico del equipo nacional de gimnasia de Estados Unidos, Larry Nassar, fue condenado por abusar sexualmente de más de 265 atletas, incluidas destacadas medallistas olímpicas como Simone Biles, Aly Raisman y McKayla Maroney. Este caso reveló fallos sistémicos en la protección de las atletas y llevó a reformas en las políticas de seguridad deportiva en Estados Unidos.

Tenis

  1. Caso de Alexander Zhdanov (Rusia, 2020):
    El entrenador ruso Alexander Zhdanov fue acusado de abusar sexualmente de varias tenistas jóvenes. Las víctimas denunciaron que Zhdanov aprovechaba su posición de poder para manipularlas y abusar de ellas. Este caso puso en evidencia la falta de supervisión en el tenis juvenil.
  2. Caso de Bob Hewitt (Sudáfrica, 2015):
    Bob Hewitt, extenista ganador de Grand Slam, fue condenado a seis años de prisión por abusar sexualmente de menores a quienes entrenaba en los años 80 y 90. Las víctimas lo acusaron de haberlas manipulado y abusado durante años.

Fútbol

  1. Caso de Barry Bennell (Reino Unido, 2018):
    Bennell, exentrenador de fútbol juvenil, fue condenado a 31 años de prisión por abusar sexualmente de más de 20 jóvenes futbolistas en las décadas de 1970, 1980 y 1990. Este caso sacudió al fútbol británico y llevó a una investigación más amplia sobre los abusos en el deporte.

Gimnasia

  1. Caso de Marvin Sharp (Estados Unidos, 2015):
    El entrenador de gimnasia Marvin Sharp, quien trabajó con jóvenes gimnastas, fue acusado de abuso sexual. Sharp se suicidó mientras estaba bajo custodia antes de que se llevara a cabo el juicio.

Natación

  1. Caso de Mitch Ivey (Estados Unidos, 2014):
    El exentrenador olímpico Mitch Ivey fue prohibido de por vida por la Federación de Natación de EE.UU. (USA Swimming) después de que se descubriera que había abusado sexualmente de varias nadadoras jóvenes en las décadas de 1980 y 1990.
  2. Caso de Andy King (Estados Unidos, 2020):
    El entrenador de natación Andy King fue condenado a 40 años de prisión por abusar sexualmente de una nadadora adolescente. King había sido acusado previamente de conducta inapropiada con otras nadadoras.

Artes Marciales

  1. Caso de la Federación de Taekwondo de EE.UU. (2020):
    Varios atletas denunciaron abusos sexuales y acoso por parte de entrenadores y miembros de la Federación de Taekwondo de EE.UU. Esto llevó a una investigación federal y a la implementación de nuevas medidas de protección.
  2. Caso de Jean-Luc Rougé (Francia, 2020):
    El exjudoca y expresidente de la Federación Francesa de Judo, Jean-Luc Rougé, fue acusado de encubrir casos de abuso sexual en el deporte. Aunque no fue acusado directamente de abuso, su manejo de las denuncias fue criticado.

Estos casos no solo han tenido un impacto profundo en las víctimas, sino que también han expuesto fallos sistémicos en la protección de los atletas y en la gestión de estos delitos por parte de instituciones deportivas.

Algunos aspectos clave que han salido a la luz incluyen:

  1. Abuso de poder. En muchos casos, los abusos han sido cometidos por entrenadores, médicos, directivos u otras figuras de autoridad que aprovechan su posición para manipular y abusar de los deportistas, a menudo menores de edad o jóvenes en formación.
  2. Cultura del silencio. En el entorno deportivo, especialmente en el de élite, existe una presión constante por alcanzar el éxito, lo que puede llevar a las víctimas a callar por miedo a represalias, a no ser creídas o a ver truncadas sus carreras.
  3. Falta de mecanismos de denuncia. Muchas organizaciones deportivas no han contado con protocolos claros para prevenir, detectar y actuar ante casos de abuso sexual, lo que ha permitido que estos crímenes se perpetúen en la impunidad.
  4. Impacto en las víctimas. Las consecuencias para los deportistas abusados pueden ser devastadoras, incluyendo trauma psicológico, depresión, ansiedad y, en algunos casos, el abandono de sus carreras deportivas.